Nos hemos acercado hasta el pequeño pueblo vallisoletano de Campaspero, situado en la Comarca de la Churrería a medio camino de Cuellar y Peñafiel, para disfrutar en el Restaurante Mannix del mejor Lechazo Asado que uno puede tomar hoy en día.
Regentado desde hace ya 5
generaciones por la familia García Hernando se encuentra al frente del
mismo desde 1.999 tras el fallecimiento su padre, el famoso Eusebio, Marco
Antonio García Hernando quien aprendió de él todos los secretos de este
suculento plato orgullo de la Gastronomía Española. Colabora con él su hermana Mari
Carmen apoyada en los fogones por su hija Gemma, aportando ésta última el toque innovador con sus postres y modernas
propuestas culinarias fruto de sus estudios en Donostia con Luis Irizar y diversos “stages” con reconocidos chefs, entre
otros con los Hermanos Roca en su
afamado Celler. En la sala pendiente de todos los detalles está su padre
y esposo de Mari Carmen, Carlos García.
El secreto de este negocio familiar, que cuenta el apoyo espiritual y material de Doña
Rosaura, madre de los Hermanos García Hernando, radica en la
pasión, entrega y apoyo mutuo en todas las actividades que realizande sus miembros, así como en el culto por el producto, en este caso el cordero de
raza churra que ellos crían, sacrifican y venden en la carnicería que regentan desde un
siglo atrás cuando el bisabuelo de los actuales propietarios conocido por “Andresón” la inauguró seguida de al
poco tiempo de un Horno de Asar..
Es cierto que ya conocíamos de anteriores visitas este restaurante, lugar
de referencia del Lechazo Asado de
Castilla, pero los Cofrades de LA MUY DIGNA que tuvimos
ocasión de probar de nuevo su Asado de
Cordero volvimos a sorprendernos como si fuera la primera vez.
Pedimos de entrante una versión modernizada de la morcilla de arroz con piñones y pasas, por cierto muy buena y como plato principal varios cuartos de cordero lechal acompañado por la consabida y ya tradicional ensalada.
Decir que el Lechazo, de unos 5 0 6 kg, estaba sensacional,
perfecto en su punto de cocción, tierno y jugoso por dentro y crujiente por
fuera, resultado de un asado en horno horno de leña y ascuas de
encina en el que se introduce la cazuela de barro, con agua y sal y el lechazo durante unas dos horas y media aproximadamente, primero dos horas con la piel boca abajo y despues media hora mas
en el que se da la vuelta para que coja el rustido final en su fina
piel. Parece sencillo pero a tenor del delicioso sabor y textura no lo es..........
En esta ocasión dado que nuestro objetivo era disfrutar del Lechazo,
no pudimos degustar otros platos de su carta como sus excelentes mollejas y manitas de lechazo, milhojas de
mi-cuit con membrillo o sus buñuelos de bacalao. Otra vez será… pero como lo
primero es lo primero y en este caso fue obligatorio optar por el Lechazo.
Pudimos departir unos instantes con Marco
Antonio quien se mostró jovial, espontáneo y simpático con nosotros así
como el resto de comensales a los que fue saludando. El Servicio de sala bajo
la atenta supervisión de Carlos García
fue cordial y eficiente.
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