Santander siempre fue un sitio de postín. Capital de veraneo de
Reyes, Nobles y gente adinerada se ha distinguido por la calidad de sus
restaurantes. Si hay uno que hoy en día encarna esa tradición, sin duda ese es La
Bombi.
En su origen fue una concurrida
Taberna de Puerto Chico, “La Bombilla”, fundada poco antes de
comenzar nuestra Guerra Civil por Antonio
del Olmo y Bernardina,su mujer;
lugar de encuentro donde acudían pescadores
y gente del mar atraídos por la calidad de sus productos entre los que
destacaban sus famosas anchoas. Se
dice que su nombre obedece a la bombilla que había junto al Local: ¡Quedamos en la Bombilla¡ ¿No?.
En 1985 el negocio pasa a manos de la Familia Movellán. Su nuevo propietario Bonifacio Movellán decide rebautizar el Local poniendo el simpático
nombre de La Bombi y relanza, con sabiduría y oficio, definitivamente el negocio hasta situarlo en
todo un referente social y gastronómico de la Capital Cántabra, siendo un sitio de parada obligada por todo aquel
que “es alguien” y se pasa por Santander.
Hoy en día sus hijos, Boni y César, están
tomando el relevo atendiendo con gran profesionalidad, amabilidad y simpatía la
Sala.
En nuestra visita pudimos dar fe
de su cocina, natural, sin artificios, basada en la tradición marinera y la excelente
calidad de productos.¡Enhorabuena a su Chef Ramón Arriarán¡.
En ésta ocasión nos atendió, con la
simpatía de siempre Cesar. Tomamos a
modo de entrantes un sensacional escabeche de pulpo y unos deliciosos mejillones
naturales en escabeche.
.
Cómo estábamos en plena temporada
proseguimos con un perfumado revuelto de
perrechicos para dar paso de segundo plato a unos maganos encebollados, especialidad de la casa junto con las almejas a la sartén, según dicen invento
de Carmina la anterior propietaria, sus famosas cocochas al pilpil, o sus bocartes
albardados entre otras delicatesen del mar.
Si bien no pudimos probar los delicados y
maravillosos maganos (pequeños
chipirones) de guadañeta o potera,
llamados así por el anzuelo con garfios utilizado para pescarlos durante el
verano en la Bahía de Santander, estaban
francamente sensacionales.
No podíamos dejar de paso, su extraordinaria merluza rebozada. Tersa, al tiempo que suave y algodonosa; con un
perfecto rebozado y sabor.
Acompañamos los segundos platos
con una ensalada de lechuga a la
altura del plato principal. En broma nos comentaba César que hay Clientes que le dicen que vienen a La
Bombi a comer su Lechugas…A decir verdad, ¡No nos extraña¡ Rica, Rica, tierna, tierna…
Rematamos la comida con su
reconocida tarta de queso fresco sobre
una base de sobao pasiego francamente deliciosa.
Acompañamos estos manjares con un
fresco, suave y afrutado albariño, Torre
de la Moreira, de la Bodega Marques
de Vizhoja, que le iba a la perfección.
Finalizamos nuestra visita a La Bombi con unos cafés y copas
departiendo con César quien, con orgullo y pasión de quien ama lo que hace y es consciente de la responsabilidad que tiene ,nos contó algunas cosas sobre sus inicios en el mundo de la hostelería, los consejos y
enseñanzas de su padre, su formación luego en Plymouth, su estancia de varios años en Londres donde regentó con
éxito un restaurante, “EL Faro”, en la
zona de los Docklands londinenses, un poco mas allá de Canary Wharf, para regresar hace unos años al restaurante familiar y asumir el reto que supone continuar ,junto a su
hermano Boni y bajo la atenta mirada
y batuta de su padre, una trayectoria de décadas en el podio de la restauración
santanderina.
Ciertamente un lugar ideal para comer bien en Santander que derrocha clasicismo renovado.
Salud y buen apetito¡ Cofrades, Nos vemos en La Bombi.¿No?
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