lunes, 24 de febrero de 2014

DON JOAQUIN, SECRETO GASTRONÓMICO AL DESCUBIERTO



Don Joaquín se trata uno de esos agradables descubrimientos impregnados de un aire de misterio y sorpresa.

No tanto por ser una novedad gastronómica en La Capital del Reyno, ya que fue inaugurado por su dueño el burgalés natural  de Villarcayo, Joaquin Peña, allá por 1981, sino por carecer de todo tipo de publicidad ni figurar rótulo alguno en la fachada de su pequeño local.

Ubicado en la calle Juan Ramón Jiménez, 9 de Madrid tiene la apariencia de un Pub inglés, aquellos que se pusieron tan de moda en aquella época y cuya decoración en poco o nada responde al estilo de  los Pub de las Islas británicas, con su fachada de cristal con cuarterones blancos y maderas y cueros en el interior.

Al entrar en el mismo, uno tiene la sensación de haberse equivocado de lugar  e irrumpir en  un local privado, sin estar abierto al público. Abajo nos encontramos con una pequeña barra donde tomar unas cañas o copas de vino antes de subir por unas escaleras al piso superior o entreplanta donde de forma un poco abigarrada hay unas 4 o 5 mesas  con confortables sillas con cuero verde, ocupadas habitualmente por  algún comensal normalmente de aspecto pudiente y entrado en años.


Además de la iluminación natural que entra por los cristales traslúcidos, cada mesa tiene unos manteles verdes y tulipas en el techo que nos rememoran las exclusivas timbas que se celebraban en este altillo en los año 80  y en las que participaban una selecta muestra de artistas, empresarios, futbolistas, no en vano está muy próximo al estadio Santiago Bernabéu y otros personajes adinerados de aquellos felices tiempos que acudían a disfrutar del Juego aunque noche tras noche la fortuna les fuera esquiva.

Hoy en día tan solo alguna partida ocasional  de mus tras la sobremesa nos trae la nostalgia de aquellas veladas que entre alcohol y humo se prologaban hasta el amanecer.

Pero lo que verdaderamente es digno de reseñar y motivo por el cual nos acercamos los Cofrades de La Muy Digna a este recóndito y a la vez céntrico restaurante es la calidad de la cocina de Joaquín, Quinito como le conocen y llaman sus amigos, quien además de comprar un género de lo mejor, habitualmente en el afamado y cercano Mercado de Chamartín,  se pone a los fogones finalizando la jornada atendiendo , con el apoyo de su hijo, a su selecta clientela.


La Cocina Joaquín Peña, de formación autodidacta tiene una reminiscencia vascofrancesa testimonio de sus años en Bilbao y su estancia de 10 años en Bélgica. Es natural y sin artificio alguno. Respeto por el Producto y la Tradición podría resumir lo que vamos a encontrarnos en los platos que con mimo y maestría Joaquín elabora.



Suele ofrecer un menú cerrado al mediodía en torno a 40- 45 Euros con la particularidad de, si quieres, poder llevar tu propio vino.

Destacan sus Pochas, su tortilla de bacalao, la famosa ventresca de bonito, la merluza en salsa verde y los chipirones de potera; en carnes los callos, los riñones al jerez, el  solomillo de buey, el rabo de toro y la carrillera son otras de sus preciadas especialidades.


En esta ocasión como éramos once comensales  acordamos  con Quinito cerrar  local para nosotros y el menú para la cena (Siempre conviene reservar) consistente en una ventresca de bonito , sensacional por su jugosidad, finura y delicadeza; luego continuamos con una deliciosa merluza en salsa verde, tersa y algodonosa. Seguimos con unos pocos riñones al jerez y unos callos (Sólo con tripa) finalizando con una carrillera de ternera y rabo de toro al foie excepcional ambos platos por su melosidad y ternura.


De postre una bola de helado concluyendo con unas copas esta suculenta y deliciosa cena  en la que departimos animadamente con nuestro anfitrión , entre algún ruego  para que nos pusiera un Café, mientras éste nos relataba alguna de sus múltiples y curiosas anécdotas.

¡¡ Salud Cofrades y buen apetito¡¡